Hugo Ferreira, Alzar vuelo con los flamencos

Cuando pensamos en la espectacularidad de la naturaleza, es probable que nuestras mentes vislumbren las arenosas sabanas africanas o la vastedad silvestre del Pantanal, donde los jaguares deambulan y los caimanes acechan. Pero rara vez pensaremos en Europa, con sus formidables autopistas y sus bulliciosas ciudades.

Sin embargo, para Hugo Ferreira, un portugués de 27 años, Europa tiene algunas gemas ocultas: son gemas humedales para ser más precisos, y es necesario que se las conozca aún más. Durante los últimos dos años, Hugo trabajó como voluntario en el humedal más grande de Francia, la Camarga.

Situada entre las cosmopolitas ciudades francesas de Montpelier y Marsella, la Camarga abarca casi 150.000 hectáreas entre dos golfos, formando un delta triangular cuya base es el mar Mediterráneo. Estos humedales albergan 75 especies de peces, 15 de anfibios, 6 de reptiles, 32 mamíferos y 412 aves, de las cuales 111 especies anidan allí regularmente. Allí también pueden encontrarse más de 1.500 de las 4.700 especies de plantas con flores de Francia. La Camarga es también hogar de especies como el Flamenco Rojo, el Morito común, y el Avetoro euroasiático, entre otras.

Hugo, de 27 años y de Portugal, trabaja hace 2 años como voluntario en el humedal más grande de Francia, la Camarga.

Hugo lleva a cabo trabajo de campo voluntario, monitoreando y estudiando la ecología de los humedales, y además brinda talleres y charlas para niños, estudiantes y otros públicos diferentes. Dice: “Cumplí con mi sueño de niño: hacer lo que veía todos los domingos por la mañana en los programas sobre naturaleza en la televisión. Estuve en una reserva natural estudiando animales salvajes como el pato cuchara, los flamencos, el morito, las gaviotas, jabalíes, coipos, marmotas, mosquitos parásitos, coleópteros, anguilas, peces… ¡Estaba tan feliz y motivado que hubiera ayudado en cualquier proyecto que pudiera!”

“Cumplí con mi sueño de niño: hacer lo que veía todos los domingos por la mañana en los programas sobre naturaleza en la televisión.”

Pero no siempre fue así. Si bien Hugo había estudiado ecología (comunidades de macroinvertebrados acuáticos), al terminar la universidad le resultó difícil encontrar trabajo en su especialidad en Portugal. Consiguió un trabajo en un hotel en el Algarve, donde daba charlas sobre biodiversidad local. Pero eso no era suficiente y no estaba satisfecho. “A pesar de conocer gente increíble allí, estaba bastante deprimido, sintiendo que todo el arduo trabajo de estudio había sido en vano. Definitivamente no era la vida que había imaginado y no cumplía con mis deseos de aventura y descubrimiento”.

Siguiendo su pasión, encontró la oportunidad que buscaba en el marco del programa del Cuerpo Europeo de Solidaridad. Se armó del valor necesario para mudarse a un país diferente, aprender un nuevo idioma y comenzó a trabajar con Tour du Valat, socio de Wetlands International, un instituto de investigación para la conservación de los humedales mediterráneos.

El trabajo de recuperación de estos humedales implicó reunir a las diversas partes con intereses en el lugar a compartir el mismo hábitat: observadores de aves, estudiantes, criadores de toros, propietarios de caballos y pescadores. Hay charlas, actividades y talleres regulares para la comunidad local.

Hoy, en la primera etapa de su doctorado, Hugo continúa introduciendo a la gente en la vida silvestre de los humedales y en cómo salvaguardar estas gemas.

“La Camarga es especial para mí porque allí no solo encontré un nuevo lugar al que llamar hogar, sino también la oportunidad de vivir el sueño que tenía de niño.”

En un evento para jóvenes, Hugo entró en contacto con personas de la Comisión Europea que lo incitaron a crear una red de jóvenes de toda Europa para inspirarlos a pasar a la acción. Esto significa, en parte, compartir su historia como voluntario y buscar motivar en otras personas nuevas formas de participación. En un momento, a lo largo del recorrido por estos eventos, eligió el apodo de “flamingo boy” (muchacho flamenco).

Él explica: “Durante mi voluntariado, grabé un video sobre mi experiencia y participé en un concurso de fotografía. Fui seleccionado como uno de los voluntarios del año y como el momento más mágico de voluntariado por la naturaleza. Como lo más destacado eran los flamencos, comencé a ser conocido internacionalmente en los eventos juveniles como flamingo boy. La destreza más importante que adquirí durante mi proyecto fue bailar y cantar como un flamenco. ¡Quizás la próxima vez pueda hacerles una demostración!”

Ahora, en la primera etapa de su doctorado, estudiando la migración de patos cuchara en La Camarga, Hugo continúa introduciendo a la gente en la vida silvestre de los humedales y dando charlas sobre su importancia y sobre las formas en que los jóvenes de Europa pueden involucrarse para salvaguardar estas gemas.

Hugo adoptó el apodo de “flamingo boy” luego de compartir sus historias como voluntario en eventos juveniles internacionales, donde solía mostrar videos de flamencos.

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