Contexto

El Acuerdo de París de 2015 exige a los países que aumenten su ambición en la lucha contra el cambio climático y que limiten la temperatura global por debajo de 1,5 °C. Estas ambiciones se describen en sus Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (CDN), presentadas o actualizadas cada cinco años o antes. En la actualidad, los compromisos actuales de los países carecen de esta ambición, o que se traduce en una escasa reducción del 0,5% de las emisiones y nos sitúa en la senda de un calentamiento global de 3 o 4°C1. Como jóvenes, experimentaremos los impactos de esta falta de compromiso en el transcurso de nuestras vidas: nuestro futuro está en juego. No podemos quedarnos de brazos cruzados, dejar que esto ocurra y desperdiciar la oportunidad realizar una acción transformadora.

Nos unimos al llamado de jóvenes de todo el mundo realizados a través del Manifiesto #PorlaNaturaleza en el que se declara la emergencia planetaria y se exige un cambio transformador. El grave estado de los humedales en el mundo es un reflejo directo de esta emergencia global. El esfuerzo requerido debe ser proporcional. Hoy nos centramos en la necesidad de integrar formalmente los humedales en los Planes Climáticos Nacionales y en las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC).

Preámbulo

Los humedales son lugares entre los ecosistemas acuáticos y terrestres, sumergidos de manera temporal o permanente en el agua. Son los sistemas de agua en el paisaje, que capturan, almacenan y liberan agua lentamente.

Proporcionan hábitats y refugio para el 40% de la biodiversidad, incluida flora y fauna vulnerables y en peligro de extinción. Dan sustento a muchas aves, anfibios, peces y especies vegetales al proporcionarles zonas vitales de reproducción, alimentación y anidación. También forman corredores para las especies migratorias.

Los humedales sanos proporcionan muchos beneficios y servicios que superan con creces los de los ecosistemas terrestres. Las personas, entre ellas muchas comunidades indígenas, dependen de los humedales para adquirir alimentos y agua potable, para su sustento y para protegerse de los fenómenos meteorológicos extremos. Los humedales son una parte clave del ciclo del agua ya que, al mantener el equilibrio ecológico, capturan el carbono de la atmósfera y reducen la contaminación del agua y del aire. Los humedales saludables son utilizados para fines culturales, espirituales, económicos, sociales y recreativos, proporcionan bienestar, salud y seguridad, y sirven como lugares de inspiración a través de las generaciones.

Sin embargo, hoy estamos perdiendo humedales a un ritmo tres veces más rápido que los bosques². A pesar de eso, no reciben el mismo nivel atención..

Desde 1700, hemos perdido más del 85% de los humedales en todo el mundo². Los humedales son cada vez más drenados, embalsados y urbanizados, lo que provoca su degradación y pérdida rápidamente. Esto, a su vez, reduce el agua dulce disponible, haciendo que nuestros paisajes, la producción de alimentos, las comunidades, las economías y las sociedades sean vulnerables y propensas a los desastres naturales, económicos y sociales. Esta pérdida de humedales afecta a los más pobres y vulnerables y contribuye a una biodiversidad mundial en caída libre.

Los humedales son esenciales para la mitigación del cambio climático y la adaptación al mismo, ya que afectan y se ven afectados por el cambio climático.

Algunos humedales, como las turberas, los manglares, los pantanos de árboles templados y las praderas marinas, son sumiderosde carbono, y lo retienen durante milenios a través de complejos procesos biológicos. Cuando los humedales son desecados, convertidos o alterados, la materia orgánica, hasta entonces sumergida en el agua, queda expuesta al aire y se oxida, liberando potentes gases de efecto invernadero como el metano, el dióxido de carbono y el óxido nitroso. En algunos casos, esta materia orgánica se ha conservado cuidadosamente en el agua durante miles de años. Estas alteraciones pueden desencadenar ciclos de retroalimentación negativos y peligrosos que aceleran el calentamiento global (3,4,5).

Entre el 5 y el 10% de las emisiones mundiales proceden únicamente del drenaje y la conversión de las turberas⁶, por lo que resulta imperiosa su protección y restauración.

Debemosproteger las grandes reservas de carbono que quedan en los humedales de todo el mundo y restaurar los que han sido drenados y transformados. La acción climática a través de la conservación, el uso racional y la restauración de los humedales no sólo es unasolución práctica basada en la naturaleza, es un imperativo para todos los países.

La conservación efectiva de los humedales produce beneficios transversales tanto para los seres humanos como para la naturaleza y ayuda a alcanzar las metas nacionales de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), el Marco Mundial para la Biodiversidad Post-2020 y las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC).

No podemos alcanzar el nivel cero de emisiones netas ni lograr el desarrollo sostenible sin salvaguardar y restaurar la salud de nuestros humedales.